Servicio de estudios: Colaboraciones
20-09-2009

Atentos a los beneficios esperados

Tras una recuperación del 55% de las bolsas europeas desde los mínimos de marzo, es necesario preguntarse qué ha respaldado estos avances y si existen razones para que continúen en los próximos meses.

De marzo a junio, las subidas se justificaron porque las bolsas europeas estaban históricamente baratas tras haber caído un 60%, y por la decidida intervención de las autoridades públicas para salvar la economía. La principal referencia de valoración de las bolsas, el PER, que se obtiene dividiendo el precio de la acción por el beneficio esperado de la compañía, se situó en los periodos de máxima incertidumbre entre 7 y 8 veces, frente a la media histórica de 13-14 veces. En esos momentos, la intervención de los Estados y de las autoridades monetarias evitó que el sistema financiero mundial se colapsase, y que la economía mundial entrase en una depresión prolongada. Una bolsa barata, unida a la estabilización de la economía y del sistema financiero, permitió a los inversores ver algo de luz al final del túnel, y éstos apostaron por las bolsas.

El segundo tramo de la subida comenzó en julio con la presentación de resultados del segundo trimestre. Las compañías sorprendieron positivamente con unos resultados mejores de lo esperado, gracias a agresivas medidas de reducción de costes. Además, los bancos de inversión volvieron a ser rentables tras la reactivación de los mercados financieros. Estos anuncios marcaron el suelo en la evolución de los beneficios empresariales y los analistas estimaron que los resultados empezarían a crecer en 2010 y 2011. Mejoras en los beneficios esperados suponían valoraciones de las acciones más baratas, y los inversores siguieron comprando las bolsas.

En septiembre, el PER de la bolsa europea se sitúa en torno a 13 y 14 veces, en línea con la media histórica, por lo que todavía no estaría cara. Los analistas estiman que los beneficios podrían crecer de media un 20-30% en los próximos años, esperando una fuerte recuperación del ciclo económico mundial. Sin embargo, el escenario macroeconómico actual nos hace ser recelosos del crecimiento esperado de los beneficios y, por tanto, de la valoración de las bolsas. El incremento del paro y del ahorro de las familias afectará al consumo, que tardará en recuperar los niveles de 2007. Por otra parte, las empresas continuarán centradas en el control de los costes y es poco probable que incrementen su inversión de forma significativa a corto plazo. Además, los Estados, pasado lo peor de la crisis, podrían contener el gasto público e incrementar los impuestos para reducir los elevados déficit asumidos con los planes de estímulo. Así, los pilares de la economía estarán todavía bajo presión en los próximos trimestres y el crecimiento de los beneficios podría ser más moderado de lo que esperan los analistas.

En octubre conoceremos los resultados del tercer trimestre y las perspectivas de las empresas para 2010. Una decepción en las expectativas de beneficios supondría que la valoración de las acciones estaría por encima de la media histórica, y se podría traducir en correcciones bursátiles. Es por tanto recomendable, tras las fuertes subidas realizadas, que los inversores tomen una posición más prudente a la espera de una mayor visibilidad en los resultados de los próximos trimestres.

David Blasco Palau (dblascop@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 20 de septiembre de 2009.


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