Servicio de estudios: Colaboraciones
07-11-2010

Nebulosa en los mercados hasta fin de año

Uno de los principales focos de atención de esta semana ha estado centrado en el resultado de la reunión de la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos, de quien se esperaba el anuncio de nuevas medidas de estímulo monetario para la economía basadas en un nuevo programa de compra de bonos de renta fija. Es lo que se ha venido llamando “Quantitative Easing 2” o QE2. El montante finalmente aprobado ha sido de hasta 600.000 millones de dólares, que se dedicarán a la adquisición hasta mediados de 2011 de deuda pública americana a largo plazo. La decisión no ha cogido por sorpresa a los mercados, que daban por hecha la aprobación de esta medida. La única duda radicaba en cómo se concretarían las condiciones del programa, fundamentalmente el importe comprometido y el plazo en el que se realizarán las compras, que sí ha sido algo más agresivo de lo esperado.

¿Qué mensaje podemos extraer de la aprobación de esta medida? Si tenemos en cuenta que la FED, como no puede ser de otra manera, cuenta con la mejor información sobre la evolución de la economía norteamericana, hemos de pensar que una decisión de política monetaria de este calado, por encima de lo esperado por los analistas, no se toma a la ligera. En su comunicado, la FED ha puesto de manifiesto que la recuperación económica sigue avanzando lentamente y que hay factores como el desempleo, que no remite, o la restricción del crédito, que está lastrando la economía.

En resumen, la FED ha debido considerar muy relevantes los riesgos que se ciernen sobre la recuperación para tomar una medida de este calibre. En este sentido, el consenso de los analistas ya apuntaba a una moderación para los próximos meses de las tasas de crecimiento norteamericanas, donde sin esperar una recaída en una nueva recesión (la temida salida en W), las previsiones son de un crecimiento muy débil y por debajo de la tasa de crecimiento potencial.

Y mientras tanto, Europa, que parece haber dejado atrás lo peor, tampoco termina de despegar, al tiempo que los países emergentes, a pesar de haber sorteado esta crisis mejor que los países avanzados, también están empezando a mostrar síntomas de agotamiento. Ante este panorama no resultan extraños los cruces de declaraciones entre Estados Unidos y China, principalmente, relativos a la necesidad de reajustar unos tipos de cambio artificialmente infravalorados cuyo objetivo es hacer más competitivas las exportaciones, lo que se ha denominado “guerra de divisas”.

Con todos estos ingredientes, sólo queda seguir fijándose en la evolución de los próximos indicadores económicos para comprobar hacia dónde transitan las economías. Por el momento, el escenario central apunta a un crecimiento positivo, pero bastante flojo, no exento de riesgos. Así, de cara al final de año, la situación invita a ser prudentes en las inversiones hasta que se vaya aclarando la coyuntura. Sin esperarse noticias muy positivas, pero tampoco catastróficas, los mercados reúnen todos los ingredientes para moverse en rangos durante una temporada. Al fin y al cabo, las bolsas descuentan expectativas de beneficios futuros, pero para que los precios las capitalicen, se precisa de un entorno macroeconómico estable o al menos con una menor incertidumbre que a la que ahora nos enfrentamos.

Sergio Echevarría (sechevarria@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 7 de noviembre de 2010.


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