Servicio de estudios: Colaboraciones
29-04-2012

Liberté, Egalité. ¿Austérité?

Desde que se agravó la crisis de deuda soberana, la austeridad ha sido el principal estandarte de la clase política como vía para reconducir la gravedad de la situación. Pero en las últimas semanas se han levantado multitud de voces que exigen nuevas miras más allá de las simples políticas de ajuste draconiano que se reclaman desde Alemania, especialmente en un entorno como el actual donde la economía europea está experimentando una recaída.

El pasado fin de semana dos acontecimientos pusieron en evidencia esta pérdida de apoyo, político y popular, que el discurso de austeridad está experimentando. Por un lado, el gobierno holandés no lograba el respaldo necesario para aprobar el ajuste que permita alcanzar el objetivo de disciplina fiscal marcado por la Comisión Europea, provocando la resignación del gobierno y el posible adelanto de elecciones al próximo mes de septiembre. Por otra parte, en Francia, la victoria del socialista François Hollande en la primera vuelta de las elecciones aumenta la probabilidad de un gobierno en el Eliseo cuya propuesta a la solución de la crisis choque frontalmente con la postura germana.

El crecimiento económico es fundamental para reconducir el déficit fiscal en un país, de la misma forma que asfixiar el crecimiento puede llevar a una espiral peligrosa con efectos muy perniciosos a largo plazo. Una economía en contracción tiene menos capacidad para reducir el déficit vía ingresos, y el mayor ajuste necesario vía gastos ahonda en la desaceleración de la economía.

Por lo tanto, a las puertas de una nueva recesión, no parece una postura descabezada que, junto a la disciplina fiscal, se esté proponiendo un debate de medidas adicionales que estimulen el crecimiento de la economía europea.

El veredicto de los mercados ha sido evidente, con fuertes caídas generalizadas en los principales parqués tras conocerse las noticias. En estos momentos, con el riesgo soberano nuevamente en el punto de mira, la principal preocupación de los inversores es la división de la Unión Europea a la hora de implementar medidas de ajuste fiscal.

No obstante, tras la reacción inicial, los inversores deberían mirar más allá y fijarse en los efectos de largo plazo. Las nuevas propuestas no se muestran contrarias a la disciplina fiscal, sino que buscan evitar que sea la propia medicina la que termine con el paciente. En este sentido, si los mercados se muestran comprensivos ante una posible revisión del pacto fiscal, los inversores podrían verse recompensados con una pronta recuperación de la economía europea.

Marcos Sánchez Bienzobas (msanchez@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 29 de abril de 2012.


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