Regalos desde Oriente

Contra todo pronóstico, y aunque no exento de volatilidad, 2023 ha resultado ser un año muy positivo. Los mercados han aguantado el ciclo de subida de tipos y los vaivenes en las lecturas de inflación, esquivando la recesión que preveía el consenso. Incluso han mostrado fortaleza suficiente para sobreponerse a una fugaz crisis bancaria y a un grave repunte del riesgo geopolítico. Todo ello para cerrar un año excelente, coronado por un rally navideño muy potente.

Es difícil encontrar rendimientos negativos entre las grandes clases de activo. Muestra de ello es la denominada cartera 60/40, invertida en un 60% en renta variable y un 40% en renta fija, que ha sido capaz de recuperar en buena medida un dificilísimo 2022. Más allá de cesiones en ciertas materias primas, la única gran excepción es China, que muestra caídas frente a la revalorización de más de un 20% de la renta variable global.

Anoche pasaron los Reyes Magos. Y para 2024, los mercados no quieren más carbón; ya toca recibir regalos desde Oriente. El foco principal sigue estando hoy sobre los bancos centrales, la inflación y la actividad económica. Sin embargo, buenas noticias desde el Este, como la recuperación de tracción del gigante asiático y una reducción de las tensiones en Ucrania y Oriente Medio, serían un magnífico catalizador para apuntalar el tono positivo de mercado y poner la primera piedra de un buen 2024.